jueves, 10 de junio de 2010

ANTROPOLOGÍA DE LA ESPUMA- JIMMY MARROQUÍN LAZO

De la familia y de la casa venimos y ello debemos conservar. A manera de máxima para nuestra vida debemos recordar.

A manera de un cuadro que se descubre solo, con sus pertenencias. Romper la soledad, buscar la compañía. Nos miramos hacia dentro. Peor castigo el olvido, la corporeidad de cada acto para comprender la naturaleza.

Se desborda lo material, cada espacio que parece humano cada rincón, cada sensación. Suena como palabras lentas a manera de gotera lenta que perturba el sentido auditivo. Todos están en la casa protegidos.

La sensación de la piel que se palpa, se encuadra. El contacto que da la vida.

Si uno se lastima como puerta astillada y herrumbrosa es el sonar hueco que castiga el cuerpo.
el impulso monocorde de unos pasos fantasmales
el acceso remoto a una astillada
puerta en el confín de la memoria.

El encontrarse el cuerpo con otro cuerpo, friccionarse contactar con otro cuerpo, recoger el pasado como huellas, sentir extremo.
singladura de semen y delirio
de oquedades de cieno y fuego líquido.

La familia: sus hermanas, el mismo, el hermano ausente y Omar, pedido
clemente para ser escuchado, acercar el oído al corazón de prójimo, desprenderse de La fibra íntima del calor familiar.

José se ha ido su presencia infantil recurrente , pero se alimenta gracias a la nostalgia al recuerdo a los frisos de los años azules de la infancia
Comprenderás

ahora que sobrenadamos, insomnes, implacables
oleajes
de horarios, flatulencias y sillas,
cenagosos, festinados preceptos que nos apresan
en las redes de una balsa consciencia perpetua(ah querido ausente)

Es inascible la sensación de traer un niño a este mundo, la visión
de recogerse algo de así para dar vida, ya está aquí el nuevo ser que se alimenta con caricias y con el aire que lo acaricia: pequeño Renato.

Aunque el padre y el hijo estén unidos el padre, la palabra como oración de precepto así se presenta el poema y el hijo pródigo negando su parte de bondad bienhechora es trágico y tiene la malicia en él, según el texto.

JULIO CÉSAR BENAVIDES PARRA

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