lunes, 5 de abril de 2010

CAMINO AL DESIERTO

Ensayaba con la mirada borrar la ciudad, la metrópoli, entre la arena con todas las horas que el faltaban para arrebatar su cuerpo, para descubrir su velo, llegar a todos sus secretos que aún no se ven.

Y el polvo en la arena que se dispersa, la nube gris que se aleja que es tenue visión de horas grises, momentos apagados, débiles fuerzas.

Hubiera querido que el sueño queme arrancó de la ciudad se convirtiese en el mejor placebo para este fin de semana.

Si se alejaba la fuerte fuerza, el estremecimiento , las interrogantes, si había salido para ser más fuerte estaba desgarrado CADA HORA MÁS UNA.

No era un poco de arena en sus zapatos, la lumbre en la ciudad ciega, ya no tenía ojos. Dos esperanzas, más marchitas FUERZAS. Lo dejaba vencido y no tenía impulso. El habia imaginado el lindo cuadro de llegar al lugar establecido y entre las ramas que cogiese e rayo de sol, el trémulo sería muy feliz.

Las pesadillas tumbaron esa fuerza que lo tenía mitad esperanza -aliento y fracaso de voluntades.

Convertido en un islote para creer en el escape de la ciudad en donde todo estaba lleno de gris de inmensa soledad. Como se convertía la desazón interminable que lo tenía confuso y como la seguridad de solo seguir en este camino. Ojos mirando al cielo, fuerza que aún quedan. Siguen los pasos que hacen todo posible. No existe duda. 04/04/10

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