domingo, 2 de enero de 2011

DE LOS ROMANCES A BORDO II

La tenía sentada a mi lado, tanto la miraba y le hacia tantas preguntas que devoraba mis inquietudes en un solo de interrogantes y me respondía acariciando con la mirada, con todo su cuerpo que se mostraba interminable para mi arrebatada observación.

Al bajar cerca de su casa, la insistencia mía por escribirle un poema e invitarle una gaseosa, ella al comienzo “estoy apurado debo hacer mucho al día siguiente” yo que le decía te prometo que al observar esta incomparable luna y absorber este penetrante frío te entregaré los segundos que gustes en mis líneas y yo iba escribiendo y sorbo tras sorbo iba tomando la gaseosa.

Observando la belleza de su rostro, su sonrisa, su voz apacible, la redondez de sus senos y luego de escribirle un bello verso e leerle, ella quedó asombrada de todo mi largo discurso y diciendo que nadie le había hablado tan lindo en tan corto tiempo.

Luego, tenía que irse y yo prolongaba el tiempo y la estancia porque ya toda su humanidad me había robado mis sueños y entre que la dejaba y conocía su casa, tal vez diciéndole “caminemos un poco tengo ganas de andar” y fuimos yendo algunos pasos y describiendo la luna(cuarto menguante) y las estrellas explicando que cuando aquellos astros los seres se atraen y se aproximan, ella sabiendo algunas cosas de la luna y solo observaba el cielo.

Luego yo la atraje para mí y comencé a devorarla con besos más besos, le besé la boca, el cuello y se excitaba y la redondez de sus senos, ella decía que no sabía que le pasaba pero se dejaba llevar por lo tórrido y la calidez de este precioso momento, se entregaba a la pasión y cada entregado segundo en donde nuestros cuerpos buscaban con fascinación los labios encendidos.

JCBP
01/01/11

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