ERA UNA MARCHA APOLOGÍA O NO SABEMOS DONDE ESTAMOS

Luego de confundir un cuy con una liebre y creer que soy español y no peruano sic... explicaré claramente el tema inscrito en este artículo. Grandes voces incendiarias dicen: “Hay terrucos en San Marcos” con sus pañuelos rojos hacen apología, pero yo vengo diciendo no serán seguidores del toreo del bueno y ¡que viva España! ¡Qué viva la furia!
Todo rojo y sangre. Estaban viendo tal vez el partido por adelantado en San Marcos o proclamaban la respuesta positiva a la lucha taurina. El deporte del macho.

Porque ahora ya en serio, así como hay seguidores emos, nazistas hay tal vez simpatizantes senderistas o tal vez tontitos que les parece bueno ello, es su libertad de expresión y hay que tolerarlos pero con mucha cautela sin descuido. Pero no olvidemos que en una universidad de intelectuales de valía se invente el pretexto de que hay terrucos hará que se diga, ellos mismos claro quién más le hace barrita ahora que están más atentos, y por casualidad en estos días capturan a un terruco si qué extraño va a parecer y al mencionar el término terruco aparece el héroe de los 90, “el chino” claro y a dar el espaldarazo a su gorda Keiko que no sabe ni hablar pero todos sabemos que el terrorismo feneció en los 90 no por mérito de un tipo que no ata ni desata sino por el sacrificio de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales.

Lo clásico es decir terrucos por todas partes, atentados, cochebomba, muertes. Seamos francos ellos ahora son mercenarios serviles al narcotráfico y Abimael sólo es un trofeo de guerra en una cárcel, para todos es mas útil. En una sociedad comercial lo del libro fue buen negocio, lo del abogado es una buena plataforma y lo de San Marcos es una noticia aunque sea fantasía pura. En donde todos andan pendientes de sus pocos centavos, del mundial y diciéndole sus verdades a la hecatombe de gobierno presente. Todos buscan dinero creando el caos, si quieren plata que trabajen y no engañen a la gente. Ni Alan ni Keiko ni el nada racional Abimael.

16/06/10

JULIO CÉSAR BENAVIDES PARRA